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Desde la sala cuna hasta los 21K: directora del jardín Apóstol corre por la infancia y el autocuidado

Con zapatillas bien amarradas, paso firme y una sonrisa que no se borra ni en los últimos metros, Daniela Cortés, directora del Jardín Infantil y Sala Cuna Apóstol Santiago de la Corporación para la Infancia de Santiago, cruzó este domingo la meta de los 21 kilómetros de la Maratón de Santiago. Más que una hazaña personal, su participación fue una forma de mostrarle a su comunidad educativa que el compromiso con el bienestar parte por una misma.

Educadora de párvulos con más de una década en la Corporación, Daniela ha sido parte activa del desarrollo de jardines infantiles en la comuna de Santiago. Por diez años lideró el jardín Cardenal Raúl Silva Henríquez y, desde enero de este año, asumió la dirección del centro Apóstol Santiago, en el extremo sur de la comuna. Allí continúa impulsando mejoras pedagógicas, fortaleciendo la relación con las familias y formando equipos comprometidos con el desarrollo integral de niñas y niños.

Además de su labor profesional, Daniela cultiva hace años una vida ligada al deporte. Pasó por el gimnasio, practicó distintos tipos de entrenamiento y, antes de la pandemia, incluso hizo pole dance. La pandemia la obligó a frenar y el magíster en que se embarcó poco después terminó por consumir todo su tiempo. Pero una nueva etapa comenzó cuando conoció a su pareja, corredor aficionado, quien la animó a calzarse las zapatillas nuevamente. Así nació el desafío de correr 21K, uno que tomó con temor al inicio, pero que finalmente abrazó con fuerza.

Conversamos con ella para conocer más de su historia, su mirada como directora y educadora, y lo que significa para ella correr por algo más que una meta.

Daniela, ¿cómo comenzó tu camino en la Corporación y cómo ha sido esta trayectoria?

Llegué en 2012 como educadora al jardín Cardenal Raúl Silva Henríquez. Estuve en todos los niveles: sala cuna, medio menor y medio mayor. Luego me ofrecieron ser directora interina, y al año siguiente asumí formalmente ese cargo. Estuve 10 años liderando el jardín, donde hicimos muchísimos cambios con el equipo, hasta que este año comencé en el jardín Apóstol Santiago. En el camino, estudié el Magíster en Dirección y Liderazgo para la Gestión Educacional en la Pontificia Universidad Católica, además de varios diplomados y cursos.

¿Qué es lo que más disfrutas de tu rol como directora y educadora?

Poder generar cambios. Mejorar los espacios, acompañar al equipo, trabajar con las familias, ver cómo los niños progresan. Me encanta el nivel de sala cuna porque es donde se ven los avances más marcados: caminar, hablar, ganar autonomía. Es muy satisfactorio ver ese proceso, sobre todo cuando los ves crecer en el tiempo y llegan incluso a escribir su nombre.

Has sido muy activa en proyectos para mejorar los jardines. ¿Qué lograste en esa etapa?

Muchísimo. En Cardenal Raúl Silva Henríquez postulamos a fondos de Fundación Oportunidad, la municipalidad de Santiago, Fundación Arcor, Homecenter Sodimac con “Sueños de hogar”, con universidades… Ganamos una gran cantidad de proyectos y eso nos permitió hacer mejoras estructurales: cambiar techos, pisos, juegos, patios, incorporar material pedagógico, ropa para el equipo, gimnasios. Fue muy intenso, pero también muy motivador. Me gustaba mucho esa parte de gestión.

¿Qué rol cumplen las familias en tu enfoque educativo?

Las familias son parte esencial de la comunidad del jardín. He aprendido a trabajar con ellas desde la empatía y la escucha, entendiendo que cada una tiene su realidad. Muchas veces no manejan los conceptos del desarrollo infantil o no saben bien cómo acompañar, y ahí nuestro rol es también orientar y construir vínculos positivos. Eso mejora todo: el ambiente, los aprendizajes y la convivencia.

¿Qué te motivó a correr 21K en la Maratón de Santiago?

Desde que salí de la universidad, siempre he hecho deporte. Pero con la pandemia y luego con el magíster dejé de lado esa parte. Después de un tiempo, sentí que no podía seguir solo trabajando, necesitaba reencontrarme conmigo. Mi pareja corre y me animó. Al principio me reía y decía “yo no corro nada”, pero me fui convenciendo. Empecé a entrenar y lo tomé como un compromiso personal, una forma de mostrar que también nos cuidamos, que también nos esforzamos por estar bien. Llegar a los 21K fue un desafío enorme, pero al mismo tiempo, una alegría inmensa.

Desde la Corporación para la Infancia de Santiago felicitamos a Daniela por su inspiradora participación y destacamos su ejemplo de liderazgo, superación y compromiso. Su historia nos recuerda que educar también es transformarse —y correr siempre vale la pena cuando se hace por convicción.

 

 

Daniela ha participado además en las competencias de Pucón 2024 y Viña del Mar 2024 y 2025, entre otras.

Daniela ha participado además en las competencias de Pucón 2024 y Viña del Mar 2024 y 2025, entre otras.